domingo, 26 de agosto de 2012

Guillermo "el Chacal" Rigondeaux.

Después de contar las historias de los pesos pesados Félix Savón y de Teófilo Stevenson hoy hablaremos del más reciente de los tres: Guillermo "el Chacal" Rigondeaux. 

Guillermo Rigondeaux Ortíz nació en Santiago de Cuba un 30 de Septiembre de 1980. Habiendo arrancado con el deporte en su adolescencia, entró en una de las escuelas deportivas especiales que posee el gobierno cubano en el año 1997 donde empezó a fraguarse como un verdadero campeón dentro del semillero estatizado de la isla caribeña. Con un comienzo no particularmente brillante, Rigo fue armándose como boxeador en una de las mejores escuelas boxísticas del mundo, algo que habría de verse reflejado en la condición de superdotado física y técnicamente que iba a mostrar de allí en adelante.

En el año 2000 se ganó la oportunidad de formar parte del seleccionado olímpico cubano que habría de participar en Sidney, Australia, dentro de la categoría de peso Gallo, algo que sorprendió a más de uno en la isla, ya que el joven Rigo tenía solamente 19 años y nunca había participado hasta entonces en una competición amateur de primer nivel. Ni un Panamericano, ni un Mundial, ni nada. Solamente el campeonato cubano, que obviamente había conseguido (y que ganaría durante 7 años seguidos, desde el 2000 al 2006). Su primer combate olímpico fue contra el tunecino Moez Zemzeni, y Rigo lo noqueó en el primer round sin ningún problema. Todo el resto de la competición fue un paseo para el caribeño cargándose en semifinales al representante estadounidense Clarence Vinson, y en la final al ruso Raimkul Malakhbekov.

Este joven maravilla, este Mozart del boxeo cubano fue recibido con todos los honores una vez regresado a Cuba, y a partir de allí comenzó un periplo ganador realmente impactante. En 2001 repitió como titular de su país y consiguió hacerse con la medalla de oro en el Mundial Amateur de boxeo disputado en Belfast. En 2002, consiguió la Copa Mundial en Kazajistán. El dominio que ejercía siempre en la categoría Gallo era directamente abrumador, y continuaría demostrando su clase consiguiendo el oro en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003.

En el año 2004 volvería a formar parte del combinado olímpico Cubano en vistas a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Nuevamente su expedición en la máxima competición boxística del mundo terminó con todas y cada una de sus peleas siendo ganadas por un margen amplísimo. En ninguna de las 5 peleas que debió disputar un rival consiguió terminar el encuentro a menos de ¡14! puntos del campeón reinante. Su superioridad era obscena, y ya comenzaba a hablarse de Rigo cmo uno de los más grandes boxeadores amateurs de la historia, mientras que los representantes del gobierno cubano se relamían pensando en colocar un tercer boxeador entre el selecto grupo de hombres que consiguieron tres medallas doradas en boxeo en la historia (el húngaro Laszlo Papp y los también cubanos Félix Savón y Teófilo Stevenson).

Rigondeaux iba por ese mismo camino, hasta que en los Juegos Panamericanos del año 2007 disputados en la ciudad brasileña de Río de Janeiro ( y luego de conseguir medallas doradas en otro Campeonato Mundial, otra Copa Mundial, una Copa de Naciones, los respectivos títulos cubanos y los Juegos Caribeños), decidió desertar de su delegación junto con su compañero de equipo Erislandy Lara. Para entonces ya habían seguido ese mismo camino otros campeones del 2004 como Yuriorkis "El Ciclón de Guantánamo" Gamboa y Odlander Solís. Sin embargo tanto Lara como Rigo fueron atrapados antes de que pudieran concretar su escape de la concentracón, por lo que debieron volver a su país sin competir. Ya en Cuba, el gobierno anunció que ambos habrían de ser separados del seleccionado nacional de boxeo de forma indeterminada (léase: para siempre) y se los comenzó a tratar como traidores a la patria en distintos ámbitos. De la noche a la mañana, uno de los mayores héroes que poseía el régimen cubano en la actualidad había pasado a ser un traidor, un paria, un Judas que debía ser excretado de la sociedad isleña. Rigo, un tipo que había dado todo al boxeo amateur cubano, solamente quería probar suerte como profesional, y por eso en 2009 volvió a intentar huir, consiguiéndolo exitosamente al llegar a la ciudad estadounidense de Miami, Florida.

Luego de semejante epopeya como amateur, Rigo tendría serios problemas como profesional. Primero y principal porque, aunque se consiguió a uno de los entrenadores más respetados de la actualidad (Freddie Roach, el mismo coach de Manny Pacquiao) estos nunca cuajaron realmente, e incluso en alguna ocasión Roach dejó mal parado de forma premeditada a Rigondeaux. Además, siempre le costó conseguir peleas puesto que el mercado para boxeadores cubanos siempre ha sido muy acotado, al menos desde que se prohibió el boxeo profesional en la isla. No ayudaba el hecho de que Rigo estuviera un poco "grandecito" en cuanto a edad para recién estar arrancando como profesional (era una leyenda amateur pero no había ganado a ningún profesional de fuste, y era imposible venderlo como una promesa). A esto es necesario sumarle los problemas de adaptación a una cultura completamente distinta, así como los inconvenientes personales que le acarrearon el no poder volver a ver a su familia, especialmente el año pasado cuando falleció su madre, sin siquiera poder acudir a su funeral. Sin embargo, y a pesar de todos los inconvenientes, en 2010 consiguió el título interino de la AMB al ganar su pelea contra Ricardo Córdoba, y en enero de este año logró hacerse con el título mundial de la AMB tras vencer con muchísima soltura al mexicano-norteamericano Rico Ramos. Se consagraba campeón, así, habiendo disputado solamente 9 peleas como profesional, ganando todas ellas, y 7 por knockout.

domingo, 19 de agosto de 2012

El Alma del vino

El Alma del Vino, poema de Baudelaire interpretado por la legendaria banda de rock santafesina, CARNEVIVA. Una genialidad que me provoca miles de sensaciones. Un poema hecho canción que me lleva a los lugares más exóticos de mi mente... Gracias Carneviva por regalarme esta gran interpretación.

"El alma del vino" es un poema que se desarrolla en seis estrofas de cuatro versos cada una con una métrica donde predominan los versos de trece sílabas (por lo menos en la traducción al español de Andrés Holguín). Podría decirse que es una oda al espíritu del vino que como el Genio prisionero de la botella, decide cantar, y en este canto, reconoce no sólo el trabajo paciente y laborioso de los viñadores bajo el sol abrasador, sino también las alegrías y los sentimientos de gozo que causa en el hombre que lo bebe. En realidad, lo que canta el espíritu del vino, es precisamente los sentimientos, las ilusiones y las pasiones que despierta en el alma del hombre, el vino se goza de aliviar sus fatigas, animar su ilusión, iluminar los ojos de su amada, y de devolverle su fuerza y su valor. Pero todavía tiene un don superior, pues cual dulce ambrosía, semilla arrojada por el eterno Sembrador, es capaz de excitar la inspiración para que de ese amor nazca la poesía, una rara flor que se abre ante Dios.

lunes, 13 de agosto de 2012

Papá, papá, ¿por qué hace 25 años que no salimos campeones del mundo?



Alejandro Sabella explica cómo jugarle al Barcelona. Lo hace con la autoridad que le da haber perdido el único partido en el que lo enfrentó, como tantos otros miles de entrenadores. Y lo hace con la convicción de que la única manera de derrotarlo era disponiendo de una línea de cinco defensores que anulara el ataque del rival. Dos años después, dirigiendo a la selección argentina, propuso algo similar para visitar a Venezuela, consiguiendo una derrota tan catastrófica como histórica.

Pero Sabella no tiene la culpa.

La culpa del deterioro de la selección argentina es de Julio Grondona y de su liviandad para elegir entrenadores a la altura del desafío. O en todo caso, de Julio Grondona y de su incapacidad para trazar una línea de juego que perdure en el tiempo y se convierta en un idioma común para todos los jugadores argentinos.

Grondona reemplazó el fútbol ultraofensivo y disciplinado de Bielsa por el juego timorato e inexperto de Pekerman. A Pekerman lo sucedió el fútbol de códigos y verso de Basile, y a Basile la tercera experiencia profesional de un Maradona fatal, sin el menor conocimiento de la táctica y la estrategia. Y como si no fuera suficiente, después vino Batista, cuya carrera no había tenido más que grises en los equipos chicos del fútbol argentino. Hasta que llegó Sabella, de vuelta, que pone cinco defensores en un país exportador de delanteros.

A este paso, es muy poco probable que la Argentina vaya más allá de los octavos de final del Mundial de Brasil o de cualquier otra competencia. Las selecciones, como las grandes corporaciones, se especializan, buscan expertos y proyectan en el tiempo. Pasó con España, después de décadas de sequía y amargura. Pasó con Uruguay, que volvió a las fuentes después de medio siglo de vivir de recuerdos. En ambos casos, se eligió un camino. Diferente, pero un camino.

Nosotros, los inventores del dulce de leche, los que tenemos las minas más lindas del mundo, seguimos dando vueltas.

A punto de desaprovechar la mejor generación de futbolistas de todos los tiempos, lo único que nos preocupa es si Messi canta el himno.

Después no nos quejemos.

Los destaques nacionales en los JJOO


Finalizada la participación de la delegación nacional en los Juegos Olímpicos, un repaso por todas las condecoraciones obtenidas. Sebastián Crismanich, Juan Martín Del Potro, Las Leonas y el yatching se destacaron. Con dos medallas menos que en Beijing, la Argentina quedó quinta entre los latinoamericanos
La comitiva argentina cerró su participación en Londres 2012 con un aceptable desempeño. Esta edición de los Juegos Olímpicos arrojó una cosecha de 4 medallas: una de oro, una plateada y dos de bronce. Además, se obtuvieron diez diplomas.

El primero en ganar su presea fue el tenista Juan Martín del Potro. Tras  una antológica semifinal ante Roger Federer, el tandilense se recuperó de la derrota y batió al serbioNovak Djokovic en el encuentro por el tercer puesto con un contundente 7-5 y 6-4.
Los regatistas Juan de la Fuente y Lucas Calabrese se colgaron la medalla de bronce al finalizar en el tercer puesto de la clase 470 de yachting.
Las Leonas se subieron al podio por cuarto Juego Olímpico consecutivo. Tras perder la final de hockey femenino ante el combinado holandés por 2-0, las dirigidas por el “Chapa” Retegui obtuvieron una meritoria presea plateada.
La alegría más importante llegó de la mano de Sebastián Crismanich. El correntino se impuso en la categoría hasta 80 kilogramos de Taekwondo al derrotar en la final al español Nicolás García Hemme. El deportista argentino hizo historia al convertirse en el primer atleta nacional en lograr una medalla en esa disciplina.
Los diplomas olímpicos fueron diez. La primera en obtener el suyo fue Paula Pareto. La judoca, quien había ganado una presea de bronce en Beijing 2008,  terminó cuarta en el primer día de competencia. En esta misma disciplina, pero en el ámbito masculino,Emmanuel Lucenti, obtuvo el segundo honor para la delegación argentina.
Germán Lauro rompió todos los pronósticos al ingresar a la final del lanzamiento de bala en atletismo. Allí quedó sexto y rompió tres veces en una misma jornada su propio récord argentino.
Otro que tuvo una gran actuación fue el gimnasta Federico Molinari, quien clasificó a la ronda final de la prueba de anillas y culminó en la octava colocación.
Juan Martín del Potro no solo se quedó con la medalla de bronce en singles, sino que también alcanzó un diploma al llegar hasta cuartos de final en el dobles mixto junto aGisela Dulko.
El boxeador Yamil Peralta obtuvo su premio al llegar a cuartos de final en la categoría pesado (hasta 91 kilos). La joven selección de vóley, comandada por Javier Weber, también cumplió una gran actuación al quedar entre los ocho mejores equipos.
La dupla Ariel Suárez – Cristian Rosso obtuvo su diploma al clasificarse cuarta en la categoría doble Scull de remo, mientras que Miguel Correa y Rubén Rézzola se quedaron con el premio tras finalizar en la quinta colocación de la prueba K2 200 metros de canotaje.
Finalmente, la Generación Dorada del básquet no logró subirse al podio y, tras perder el encuentro por el tercer puesto ante Rusia por 81-77, cerró una gran participación con un meritorio cuarto lugar.
En total, Argentina obtuvo cuatro medallas, la misma cantidad que en Sydney 2000, pero dos menos que en las últimas ediciones de Atenas 2004 y Beijing 2008.

Generación Dorada: Lo importante es el mensaje...


Es domingo por la mañana y, a pesar del orgullo, la bronca me zumba en la cabeza. No sólo por el triple que clavó Shved, por el tiro de Nocioni que bailó en el aro y por la falta que a Prigioni no le cobraron. No. Porque además de ser un argentino fanático de los deportes, también soy periodista.
Y sé cómo va a terminar la cosa. Estos tipos que hicieron historia adentro y fuera de la cancha no ganaron, perdieron. No hay medalla. La derrota no vende y esa máxima se va a imponer en los medios, sin importar contextos o circunstancias. A las seis juega Boca y si gana es tapa. Abrimos el noticiero con eso. Punto. Eso vende y al fin de cuentas es lo que importa. Ese es el mensaje.
Mientras cambio la yerba del mate pienso que es tan grosso lo que la Generación Dorada logró que quizás, por una vez, la cosa pueda cambiar. Porque estos tipos parecen estar cortados con un cuchillo diferente y mostraron con hechos que cualquier objetivo motorizado por una pasión se puede alcanzar recorriendo los caminos que marcan el esfuerzo, el compromiso, el compañerismo y la alegría.

Hechos, más allá de los resultados. Porque enaltecer a la Generación Dorada por el subcampeonato de Indianápolis, el oro en Atenas o el Bronce en Beijing es lo fácil. Es el maquillaje. En el tránsito está el mérito de su mensaje. Y en este Londres 2012 que acabó sin medalla, todas las virtudes de esta camada quedaron expuestas. Desde el inicio. Desde que los más viejitos decidieron ‘estirar’ su compromiso con la selección dos años más sólo para buscar más gloria. En el ejemplo dado por sus el Oveja Hernández, despojándose de egos y marquesinas, para ser ayudante de Julio Lamas. En el compañerismo de un Pablo Prigioni que aún soportando un cólico renal entrena y pide jugar. En la humildad de un Luis Scola que aún con el respaldo de la fama made in NBA cede la chance de ser abanderado nacional en un Juego Olímpico, con la dimensión que eso implica, ante el mérito amateur de un taekwondista. En la sencillez de un Chapu Nocioni que en medio de la calentura por la caída ante Rusia se encarga de resaltar a la Liga Nacional que lo vio nacer y vuelve a pedir que se la apoye para que el crecimiento continúe.
Pero tal vez la virtud que más expuesta fue el sentido colectivo del equipo que brotó en cada momento de estos poco más de diez años, reflejados en esas lágrimas de Manu Ginóbili en la atención a la prensa posterior a la victoria con Brasil. El símbolo de esta generación dimensionaba lo que estaba viviendo cuando por la emoción debió pedir unos segundos, para luego volver y decir: “Ganamos y está todo bien, pero también quiero estar con ellos el día que nos toque perder. Ese es el compromiso que tenemos”. Grandeza.
Ya es lunes por la tarde y todavía la bronca no se pasó. Estos tipos se merecían otro final. Y ojo, no por el resultado en sí, sino por ellos. Porque cada uno desde lugar aportó para ese ideal colectivo que tenían de hacer un básquet cada vez más grande. La pucha. Es lunes y en la tapa de todos los diarios está Viatri gritando un gol. Y la Generación Dorada, si aparece, está en alguna ventanita. Qué bronca.

Es lunes y tengo que hacer la columna. Debería escribir sobre algún tema bien vigente, actual, que perdure a lo largo del mes, que pegue en la gente, que nos dé difusión, contribuya a generar retuits… Pero no, aunque dentro de una semana ya quede viejo, opté por escribir estas líneas sobre la Generación Dorada. Porque considero son el mejor equipo en la historia de deporte argentino. Porque el tiempo va poniendo fin a esta camada y creo oportuno el reconocimiento. Porque pienso también que está piola desde mi lugar de periodista priorizar el contenido por encima de lo que más pueda llegar a vender.
Porque más allá del resultado, como lo demostró la Generación Dorada, lo importante está en el mensaje.

sábado, 11 de agosto de 2012

Lo cagó a patadas! (?)


Ayer pasó algo histórico en la historia de los Juegos Olímpicos para la Argentina, por primera vez se consiguió una medalla en Taekwondo y encima fue una de Oro, hasta ahora la única de Londres 2012.
El heroe de la jornada tiene nombre y apellido, opviamente, se trata de Sebastián Eduardo Crismanich, correntino de 25 años. Comenzó su aventura olímpica al enfrentarse al neocelandez Vaughn Scott, a quien derrotó por 9-5 sin mayores complicaciones en la Primera Ronda de la categoria de menores de 80 kilos. En la siguiente ronda (Cuartos de Final) fue donde tuvo su combate con victoria mas amplia, al despachar al afgano Nesar Ahmad Bahawi por 9-1. En Semifinales se enfrentó al armenio Arman Yeremyan y en una pelea cerradisima, pudo llevarse la victoria por tan solo 2-1 y asegurarse de esa manera al menos una Medalla de Plata.

La definición sería contra el español Nicolas García Hemme y en los dos rounds reglamentarios el combate terminó 0-0. De esta manera, se debió recurrir a el round adicional para ver si alguno de los dos podía sacar una ventaja por sobre el otro. En esta instansia todo parecía que se iba a quedar igual y para colmo, el argentino sentía molestias en ru rodilla izquierda. Pero a tan solo 22 segundos del final, en una combinación de patadas agarró desprevenido al español y lo calzó de lleno en el costado, para que el combate se ponga 1-0 a su favor. Luego de esto vinieron segundos de angustia, ya que el español sabiendo que estaba en desventaja salió a atacar, dando todo lo que le quedaba. Crismanich pudo aguantar de buena forma la embestida de su rival y pudo coronar todo el sacrifició realizado con una Medalla de Oro.

Con este logro, Argentina vuelve a ganar una Medalla de Oro en una actividad individual desde que Delfo Caberera (en Marathon); y Pascual Pérez y Rafael Iglesias (ambos en Boxeo) lo lograron en los Juegos Olímpicos Londres 1948 (es decir 64 años).

El legado de un Dorado...


En su columna de Yahoo sport, Adrian Wojnarowski, periodista de la NBA columnista e interno de la NBC sport network, cuenta sobre la deuda de gratitud del Dream Team hacia Manu Ginobili y la influencia de la garra y la pasion de la Generacion Dorada en el básquet mundial. “Hace diez años, RC Buford, Agente General de San Antonio Spurs, entró en un restaurante en Indianápolis, se dirigió al comedor privado y fue testigo por primera vez de Manu Ginobili y los subcampeones Argentinos desconsolados sentados a la mesa para cenar.
Los chicos rebotaban las rodillas, las esposas y novias conversaban, y la fibra de un equipo medallista de oro en el 2004 se fortaleció esa noche en la secuela del mundial del 2002. Argentina le había dado a Estados Unidos su primera derrota en la era post-Dream Team, enviando a un desigual y heterogéneo EE.UU hacia un triste sexto lugar y en un momento bien merecido de la verdad global. El baloncesto de EE.UU. no tenía un sistema, ni alma, ni visión. El programa se había derrumbado bajo el peso de su propia negligencia y soberbia, una verdad que finalmente cumplió su papel internacional a manos de una implacable banda de hermanos, la selección Argentina. Argentina había sido durante mucho tiempo un buen equipo, pero la grandeza emergente del argentino Manu Ginóbili se comprometió a hacerlos campeones.
Fue atrevido y sin miedo, vivo con un fervor y un sentido innato del deber y la obligación por el bien de su equipo de baloncesto. “Los muchachos norteamericanos tenían sus limusinas haciendo fila en el hotel del equipo para salir de Indianapolis tan pronto como pudimos”, dijo Buford por teléfono desde San Antonio esta semana. “La forma en que los argentinos jugaron, la pasión que tenían por su selección nacional, la forma en que se preocupaban por los demás compañeros, era algo que se echaba claramente en falta en EE.UU.”. Un alto funcionario de baloncesto de EE.UU., Sean Ford, se imagino en ese restaurante en julio de 2002, y la escena de la selección argentina se quedó con él.
Al igual que cualquier selección nacional en el planeta, el crecimiento de la Argentina, la relevancia que empezaron a tener exigió algo más parecido a una revolución que una respuesta en Estados Unidos. Jerry Colangelo y Krzyzewski Mike fueron contratados, Kobe Bryant y Jason Kidd fueron reclutados e instalaron campos de entrenamiento y sistemas de alimentación de primer nivel. No nos equivoquemos: Argentina se convirtió en un modelo para los Estados Unidos en su re-ascenso a la dominación.
Sí, el talento importaba, pero también importaba la cultura, y nadie había incorporado el equipo de la misma manera que Argentina lo había hecho con Ginóbili como el mejor jugador y líder. Diez años más tarde, Ginóbili, de 35 años, está en la cúspide de decir adiós al baloncesto internacional, pero su legado no tiene parangón en este torneo olímpico de baloncesto. A su salida, todavía está promediando más puntos, robos, y la celebración de la clasificación de más alta eficiencia de estos Juegos. Él todavía va al piso persiguiendo balones perdidos, un héroe nacional, con el espíritu de honrar ese uniforme y la bandera argentina. (…) Tres veces Ginóbili levantó un trofeo de campeonato de la NBA con los Spurs. Él es el único jugador en la historia que ha ganado un título de la NBA, una medalla de oro olímpica y un campeonato de la Euroliga. Eso probablemente va a resistir el paso del tiempo, también. (…) Ginóbili casi siempre jugó para Argentina en los veranos, y los Spurs entienden que eso le causo un efecto acumulativo en su cuerpo. Él se rompió los ligamentos del tobillo en un partido contra los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 2008, obligando a una cirugía. Sin embargo, Buford, el presidente de los Spurs, y Gregg Popovich siempre han aceptado que han cosechado beneficios de la presión de todos los juegos internacionales que Ginóbili jugó, cosechó todo lo que el equipo ganador construía y lo llevó a los Spurs. Como Buford dice: “Cuando lo trajeron [en el '02], quería traer eso a nuestro programa.” Ginóbili fue atado con alambre a la atención profundamente, conectado a la lealtad y la continuidad de los jugadores principales de los Spurs y los valores coinciden perfectamente con el argentino nacional “. “El éxito de este equipo es la química, el compromiso,” dijo el veterano entrenador nacional de Argentina, Julio
Lamas. “Ellos siempre después de una victoria, al igual que Atenas, quieren volver a ganar.” Lamas estaba hablando de la selección nacional, pero podría haber estado describiendo también a los Spurs. Esta es la razón por la que Buford y Popovich, Tim Duncan y Tony Parker, estarán en deuda con Ginóbili. Fue dos veces All-Star de la NBA, sexto hombre del año, pero sobre todo, él era el jugador al que nadie se atrevía a quitar los ojos, lleno de extravagancia y la ferocidad, la gracia infinita y humildad. (…) pueden estar seguro, el argentino Manu Ginóbili se merece ir al Salón de la Fama del Baloncesto Naismith con una delas hojas de grandes colectivos de la NBA e internacional de la historia. ..Ginóbili y Argentina pasaron a ser un repaso de las lecciones y los valores para el equipo nacional de EE.UU. necesarias para incorporar de nuevo una revolución, y tendran para siempre una deuda de gratitud con ellos. Diez años más tarde, el equipo de EE.UU. medalla de oro, merece un guiño a uno de los grandes dadores de baloncesto de este tiempo, Emanuel David Ginóbili.”

viernes, 10 de agosto de 2012

No todo el humo es tóxico...

El primer gran panel de tenis no pudo brillar como se esperaba, ya que el humo emanado por los disertantes no permitió ni siquiera verle las caras. Nos visitaron Eladio Ulla y Emiliano Manibardo.
Nunca antes habíamos tenido un panel tan excéntrico. Conocimos al Claudio María Dominguez del tenis, y de yapa, la faceta smoke de Manibardo, nuestro gran crédito a futuro.
Varias caras del mundillo de los deportes de Santa Fe y la zona habían sido parte de esta serie de paneles, pero es la primera vez que a los estudiantes se les ocurrió traer gente de la noche para hablar de los raquetazos que pegan de vez en cuando... Pasamos de los Ricardo Porta, Alberto Sanchez y demás, a derrapar casi sobre el asfalto con Ulla DJ y Manibardo Bartender. Está bien, sabemos que nadie conoce el tenis (?), y que es un deporte de "putitos" -según Eladio-, pero esperábamos un mayor despliegue, mayores nombres y hasta incluso alguna demostración, cosa que jamás llegó.
En cuanto a Emiliano y su tono afrancezado, reconocemos que nos llamó la atención lo bien que habla el español nuetro con el que respondido todas las consultas y de tan buena forma, más aún conociendo -entre nosotros- que tiene una personalidad similar a la de Gaudio y que suele decir como su ídolo "qué mal la estoy pasando".
Ya entrando en detalles, otra cosa que llamó la atención en el fondo fue su elección, y que haya preferido la bombilla del mate antes que un Gatorade al igual que su par. Al menos nos quedará el interrogante o cada uno sacará sus propias conclusiones.
A todo lo interesante que fue el feedback de preguntas y respuestas, podemos sumar que nos alegró mucho la noticia de que el Caruso del tenis pueda continuar su carrera en el exterior, y ganarse así los pesitos que van a bancar nuestro programa de radio en el futuro.

A modo de conclusión, y muy a pesar del smoke que invadió el lugar, podemos afirmar que no todo el humo es tóxico, porque los señores panelistas nos enseñaron hoy que aunque el tenis sea para "putitos", se gana buena guita de vez en cuando y se puede viajar mucho y por distintos y variados lugares. Además comprendimos que el tenis y la noche se llevan muy bien...
Gracias DJ y Emiliano por su predisposición. Muchos éxitos.

Cronista: Isabel Pussi
Foto: Alfredo Sabalero


miércoles, 8 de agosto de 2012

Dos actuaciones históricas de dos equipos históricos

Ganarle a Brasil y a Inglaterra el mismo día no tiene precio. 
En el día de hoy ocurrieron dos actuaciones colectivas que bien valen la pena destacar. No solo por el resultado conseguido hoy, sinó por la continuación de un equipo sostenido en el tiempo. Claro que no hay que ser muy vivo para saber que hablo tanto del seleccionado de hockey sobre cesped femenino (Las Leonas, claro esta) y el equipo de básquet masculino (la Generación Dorada).
Las Leonas jugaron hoy su partido por las Semifinales de los Juegos Olímpicos Londres 2012, nada menos que ante el combinado local. El resultado fue una buena victoria por 2-1, con goles de Noel Barrionuevo (de corner corto) y de Carla Rebecchi (este en una jugada espectacular), ambos en el primer tiempo. En el segundo tiempo, casi sobre el final, llegó el descuento del conjunto local. Con esta victoria Las Leonas se aseguraron al menos la medalla de plata, alcanzando cuatro Juegos Olímpicos con medallas (Plata en Sydney 2000, Bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008). No cabe ninguna duda que lo realizado por las chicas de este deporte, acumulado en el tiempo, es de un altisimo nivel. Lograron la rotación de jugadores y mantuvieron el primer nivel, con logros altisimos (incluyendo en el medio dos títulos en el campeonato Mundial de la especialidad, cinco títulos en el Champions Trophy y tres subcampeonatos). La única sobreviviente del conjunto que hace 12 años logró la histórica medalla de Plata en Sydney es la capitana del equipo (y abanderada de la delegación argentina en Londres) Luciana Aymar.
También hay que destacar el enorme trabajo realizado no solo por las jugadoras, sino también por los cuerpos técnicos que estuvieron al frente del seleccionado. Primero con Sergio Vigil, luego con Gabriel Minadeo y actualmente con Carlos Retegui. Claramente la conjunción entre dirigencia (a la cual hay que destacarle la cualidad de saber aprovechar la enorme capacidad de las jugadores, al poder organizar grandes torneos en suelo nacional, tanto mundiales como Champions Trophy y organizarles partidos amistosos de gran nivel en la preparación a cada torneo importante), el cuerpo técnico (en cualquiera de sus equipos) y las jugadores funciona a la perfección. Claramente son un gran motivo de orgullo para todos los argentinos amantes del deporte. La actuación de Las Leonas asegura una nueva medalla para la delegación argentina y da la sensación de que el legado de estas enormes jugadores puede seguir creciendo en base al gran trabajo realizado. Seguramente que cuando se retire de la actividad Luciana Aymar se va a notar en el seleccionado, pero se podrá seguir aspirando a estar en el primer nivel.

Pasamos ahora a lo realizado por la selección de básquet, quienes están logrando algo similar a lo de Las Leonas, aunque un poco mas acotado y todavía sin la certeza de si será con medalla o no. En el día de hoy se derrotó a un durisimo Brasil por 82-77, con un excelente juego en equipo, junto a unas ganas y solidaridad de equipo que emociona y mucho. Argentina en cada presentación demuestra que tiene enormes jugadores (no descubro nada diciendo que Manu Ginobilii y Luis Scola son dos jugadores de la puta madre), pero cuando juegan en equipo, demuestran que suman mucho mas haciendo funcionar a todo el equipo antes que tratando de sobresalir por delante del resto. En el día de hoy contaron con el enorme aporte de sus compañeros. Pablo Prigioni jugó muy inteligentemente, los huevos y las ganas de Andrés Nocioni son las mismas que cuando comenzó en la selección; Carlos Delfino se convirtió en un jugador muy cerebral, quien en el momento que esta de racha es un arma nuclear y que en defensa no le escapa al contacto; Juan Gutiérrez se fajó de lo lindo abajo del aro y cuando estuvo en ataque no dudó en atacar una y otra vez a Nenê y hacerle pagar su blandés (!) defensiva; Facundo Campazzo aprovó y con creces su primer examen con el equipo principal, siendo un relevo mas que interesante a Prigioni cuampliendo de gran forma el rol de revulsivo desde el banco de suplentes y con Hernán Jasen, quien por ahí en el juego de hoy no tuvo tanta participación, pero que a la hora de defender y rasparse lo hace con gusto, sabiendo que esa es su labor en el equipo y la toma con gusto.
A estos bestias, hay que sumarlo el gran trabajo realizado por el cuerpo técnico. Primero fue la excelente labor de Ruben Magnano, luego siguió con Sergio Hernández y ahora con Julio Lamas (quien fue asistente de Hernández, quien ahora es asistente de Lamas... esto es un quilombo (?)). Con estos cuerpos técnicos, la selección siempre tuvo una dirección inteligente y con excelentes planteos desde lo táctico y estrategico.
Con la victoria de hoy, Argentina logra alcanzar por tercer Juego Olímpico las semifinales, quedando todavia la chance de asegurar una medalla, alcanzando ese nivel por tercer Juego Olímpico consecutivo (Oro en Atenas 2004 y Bronce en Beijing 2008), logicamente esto es la primera vez que se logra en la historia. Tal vez, la prolongación en el tiempo se calcula que será un poco mas dificil que con Las Leonas, ya que seguramente Ginobili, Prigioni, Jasen y Leo Gutiérrez no lleguen a los Juegos Olímpicos Rio de Janeiro 2016 (llegarían con 39 años los dos primeros y 38 los otros dos), en tanto que Scola, Nocioni y Kammerichs llegarían con lo justo (36 años, para aquella cita, aunque tanto el Luifa como el Chapu dijeron que les encantaría estar). A partir de la supuesta presencia de estos dos, se debería comenzar a planear un equipo para suplir las sensibles bajas ya expuestas, aunque con Delfino, la suplencia de Ginobili estaría muy bien cubierta, con la gran chance del Lancha de dar el gran salto en el seleccionado.

lunes, 6 de agosto de 2012

52 años sin oro y el descanso de Alambre...


Tras el fracaso del Mundial Corea-Japón 2002, la presión sobre el equipo, principalmente hacia el entrenador Marcelo Bielsa, fue el eje rector de las esperanzas argentinas en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Pero la obligación del objetivo se convirtió en una ilusión sin ataduras apenas arrancado el certamen.
Desde el pitazo inicial del primer partido hasta el pitazo final del último encuentro, Argentina patentó la cancha con su nombre. Con un emblema nacional, alcanzaría la gloria olímpica y sanaría un poco la herida provocada en tierras orientales dos años antes. Toque, gambeta, la autoridad de Mascherano en el medio campo y la calidad de Carlos Tévez trazaron el exitoso camino de la Albiceleste en Grecia.
Luego de su gran actuación ante Italia en semifinales, donde comandó la ofensiva y convirtió un golazo de tijera, el Apache perforaría las redes paraguayas en la final y con su gol le daría a Argentina la medalla de oro. Mientras los héroes argentinos festejaban la obtención de su presea dorada, los futboleros seguían impactados por la forma en que consiguieron subir como ganadores al podio. Argentina ganó todos sus encuentros, anotó 17 goles y no recibió ninguno.
El triunfo fue sumamente festejado y aplaudido por otro argentino, uno ajeno al futbol. Agradecido estaba con la vida y con el balón. Feliz se puso al saber que los nombres de Tévez y Mascherano fluyeran en la prensa deportiva. “Menos mal que el futbol y el básquetbol anduvieron muy bien y fueron campeones en Atenas porque siempre me llamaban para que recuerde mi logro por ser el último oro de nuestro país y eso era un poco triste”, dijo Eduardo Guerrero al diario Perfil.
Ansiando el olvido, esa caja oscura en la que suelen acumularse las glorias despreciadas, Guerrero estaba cansado de ser el eterno invitado para reportajes y entrevistas sobre hazañas argentinas en Juegos Olímpicos. Junto a Tranquilo Capozzo conquistó la medalla de oro en la prueba de remo en Helsinki ’52.
La proeza le impidió el descanso; los medios no lo dejaban respirar. Fue hasta que vio a los equipos de futbol y básquet argentinos ganando el oro en Atenas cuando cedió la estafeta de imán mediático. La principal gratitud fue con la pelota, por ser el elemento más seguido en el país. Sin embargo su historia, construida junto a Capozzo, sigue vigente tanto en Argentina como alrededor del mundo.
Durante la competencia del ’52, Guerrero y Capozzo querían terminar la prueba lo más antes posible. A diferencia de otros competidores, su bote tenía agujeros, algunos cubiertos por parches. La madera se desgastó y comenzó a quebrarse. El temor era a ser descalificados por las “roturas” de la embarcación, querían cruzar la meta por cumplir el sueño. Los remeros de Rusia pasaron junto a ellos y los observaron con lástima.
“Nosotros no corrimos para ganar, corrimos con miedo de perder por la rotura del bote que por suerte fue arreglado por el carpintero del equipo ruso”, confesaría Guerrero. Contrario a los representantes de su país, el carpintero de la delegación rusa se percató de su angustia y les ayudó con la única herramienta que encontró a su alcance, alambre.
Reparado el bote, unido con alambre, Guerrero y Capozzo remaron con fuerza y velocidad para concluir la carrera. Cruzaron la meta, fueron ovacionados por todos y creyeron que se trataba de un reconocimiento a su esfuerzo. No fue así. ¡Habían ganado! No solamente eso. La medalla de plata fue para los rusos que los trataron con indiferencia.
Para Guerrero el mérito no fue exclusivo de su compañero y de él, sino también del hombre que se olvidó de su nacionalidad para ayudarlos: “El carpintero ruso reparó nuestro bote de manera increíble, a él también le debemos aquella medalla dorada”.
De Helsinki a Atenas, Argentina tuvo que esperar 52 años para que volviera a conseguir medalla de oro. Fueron 52 años en que Guerrero sostuvo en la hazaña del alambre el permiso a ser olvidado. Con la aparición de Tévez y compañía, el alambre por fin descansaría. Al menos ya no estaría triste para volver a hablar.

sábado, 4 de agosto de 2012

Múnich 1972: A Araujo le falló el cuerpo


“Si la ceremonia inaugural, con su colorido, su precisión y su formalidad, es un augurio del orden que imperará en estos juegos, se puede pronosticar que Múnich dejará un recuerdo imborrable”, así cerraba su columna del 27 de julio el periodista Santiago Ferrari, enviado especial de La Nación para cubrir los Juegos Olímpicos. Ferrari tenía razón, Múnich dejó un recuerdo imborrable: el asesinato de once atletas israelíes por parte de la organización terrorista Septiembre Negro. 
Mientras Ferrari describía cómo Múnich se transformaba para la inauguración de los Juegos, Tomás Kalos, periodista de El Gráfico, se encontraba en Europasiguiendo a todos los deportistas que iban a participar en atletismo. En la maratón, Kalos afirmaba que los candidatos eran Memo Wolde y Eliu Beleta, de Etiopía, Lutz Phillip, de Alemania Occidental, y el argentino Nazario Araujo. En el calendario olímpico figuraba que la maratón se correría el sábado 9 de septiembre, pero ante la decisión del Comité Olímpico Internacional de suspender los Juegos durante 34 horas, la competencia, en la cual participaba Araujo, se postergó para el domingo.
De los 74 participantes, tres eran argentinos. Araujo utilizó el número 4, Ramón Cabrera el 6 y Fernando Molina el 9. Los primeros 600 metros se corrieron dentro del estadio, y el primer atleta en salir a la calle fue el argentino Molina. Finalizado el recorrido, el estadounidense Frank Shorter ganaría la maratón, convirtiéndose en el primer norteamericano en conseguirla desde Londres 1908. La competencia siempre la dominó Shorter y el público pudo presenciar varios desmayos. Ismail Akcay, de remera roja, pantalón corto blanco y el número 657 en su espalda, se acalambró en el medio de la competencia y quedó semiinconsciente a un costado de la calle. El turco debió abandonar.
Con un tiempo de dos horas, treinta
 y ocho minutos y dieciocho segundos, Molina finalizó en el puesto °53. Cabrera tardó cuatro minutos más y aterrizó en el °55. El único argentino que no llegó fue, justamente, Araujo, quien, para Kalos, era uno de los candidatos. Araujo no estaba preparado para los 42 kilómetros, ya que estaba acostumbrado a participar en competencias de 10 o 15. A cuarenta metros de la meta, Araujo se descompensó, sufrió un colapso hepático y cayó desmayado. De inmediato, los médicos lo atendieron y rápidamente se recuperó. Aunque la maratón, había finalizado
“El único mérito de los argentinos fue haber llegado a la meta, pues el registro empleado es malísimo”, decía una nota en El Gráfico. Los dos argentinos que llegaron lo hicieron 30 minutos después que Shorter, el ganador. Araujo, no. Se desplomó y siquiera terminó la carrera. Lejos de las victorias alcanzadas por Juan Carlos Zabala en Los Ángeles 1932 o el de Delfo Cabrera en 1948, los maratonistas argentinos no impresionaron en Múnich.
A Araujo el cuerpo le falló. Llegó a Múnich, como tantos atletas, lleno de ilusiones, de esperanzas. Su meta era llegar, correr los 42 kilómetros. Solo cuarenta metros le faltaban al argentino, solo le faltaba recorrer el 0,09 por ciento del total de la carrera. Después de la misma, Molina y Cabrera lo abrazaban. “No importa, llegamos”, le decían.